El astrónomo Edmond Halley aplicó la teoría de Newton al
estudio del movimiento de lo cometas
comenzando su investigación con un cometa que él había observado en 1662. Halley
trató de deducir su órbita del enunciado según el cual el sol y el cometa en
cuestión forman un sistema que obedece a las leyes de la mecánica newtoniana. Halley
desestimó las influencias que la atracción gravitacional de Júpiter debería tener
sobre el sistema sol-cometa por considerarla suficientemente pequeña y difícil
de calcular; sin embargo, por esta razón,
sabía que la órbita deducida divergiría un tanto de la órbita real y que podría
predecir la aparición del cometa solo de un modo aproximado.
Halley dedujo de su hipótesis y de los datos recogidos en
1682 que el cometa describiría una elipse de gran elongación alrededor del Sol, tardando 75 años en
recorrerla. Comprobó que se había registrado anteriormente la presencia de un
cometa de aproximadamente cada 75 años y conjeturó que estos cometas eran uno y
el mismo. Teniendo en cuenta esto predijo que el cometa debería aparecer
en diciembre de 1758. Efectivamente, el
cometa reapareció el día de la
Navidad de 1758, aunque Halley no pudo verlo, ya había muerto
en 1743.